Laura Giordan
Dame esa palabra que haga brotar calostro de las piedras
mientras tanto no decir nada
seguir en penumbra
hasta que alguien me llore dentro y tenga que escribir
para darle consuelo
I
A tu alfabeto le andan faltando letras
hasta que no hay manera de deletrearte.
Ver cómo se disgrega el torso,
cómo los continentes
se hunden en el vientre.
Tu vientre socavón,
desmoronamiento de la mirada.
II
Las abejas se llevan cada vez
más lejos el polen.
La cuchara se desmaya en el trayecto
hasta tu boca.
III
“Danos hoy nuestro hambre de cada día”
tu Padre Nuestro.
No las espigas ni los costales: para ti
las costillas esdrújulas, el fuego
negro que sube por los talones
y va consumiéndote sin llama.
Cráneo crecido
y cuerpo en cuarto menguante,
todo cuenca y pómulo,
todo descuento de tu carne
y suma pellejo
y sigue sin llover
sobre tus surcos.
IV
La luz desfallece
de tanto ver el hambre
como testigo maldito pasando
de la madre al hijo,
del hijo a la tierra
de la tierra al fruto exánime.
La luz famélica de cubrir la desnudez
en cal viva de tus huesos:
una casa de la que sólo quedan vigas
donde el último habitante
-con ojos desmesurados-
pregunta quién se llevó toda la mezcla.
[Hambre, Materia oscura]
Tormentas de tierra
sulquis
escuerzos
las tazas que habían venido de Europa
descascaradas
las fotos de niños ya muertos
las paspaduras
el primer vello en el pubis
fruto que se volvía extraño
la infancia un carozo de durazno
trepanado por hormigas negras
papá silbando en el patio
mientras quema sus libros
todas las memorias amarilleando
bajo el cráneo
nostalgia: esta dulce podredumbre en la espalda esta pútrida dulcedumbre de las palabras que no mueren del todo como esas hojas que antes de desaparecer agonizan juntas en parvas exudando el fervor del verano y la savia
Sus noventa y siete kilos y toda
su lujuria cayeron sobre tu pubis
de nieve aún blanda.
Si hay dios, que esta noche
caiga de rodillas y llore
todo lo creado.
[Primera vez]
En cada pecho hay un sol sepultado,
con su pulsación clandestina,
su madriguera de temblores
y una confesión de sobrevida
en los labios.
En cada pecho, una rotura,
hueco para alojar la verdad
que no soportarían los ojos:
el aleteo de un pájaro lacerado
sostiene el mundo.
[El corazón]
Viaje adentro, al fondo, a ese barro primero
solícito para las manos, los algodones
tendidos en coincidencia con la herida.
Lo blando: refugio de las aristas
que nos duelen.
Viaje por los corredores
de la sangre, el andamiaje de calcio
que nos alza en rebeldía incesante
ante la gravedad.
Para ser polvo encendido en la frente
de algún dios, reconciliación
de puntos cardinales, fervor
que nos eleva a esa colina
desde donde podemos ver
la infancia que nos aguarda.
[Viaje adentro]
Bajo la piel hay alforjas
para guardar las noches
lentas, ojeras ocaso
donde se ponen
fulgores y encallan los soles
hasta hacerse crónica
nocturna, pliegue
del desvelo.
Marsupiales
cargan sus penas párvulas:
ese modo
tan humano de llorar
por dentro, de penar
por dentro hasta convertir
en piedra lunar
el llanto.
Dos criaturas de lomo púrpura
abrevan la luz
convaleciente
en nuestros ojos.
[Ojeras]
A dónde van a morir
los pájaros, sus pulmones
calcinados de vuelo por qué
sumidero celeste o anti-nido
se fugan, desde dónde
esa caída de estrella
discreta como la muerte.
Cielo y tierra se tocan
porque existen ellos
trazando esas líneas
invisibles que unen la sangre
al relámpago, la garganta
a la lluvia, las plegarias de la madre
al desastre inminente.
Qué ciudad de hormigas
reclama su sombra, qué
viento se lleva sus huesitos
blancos, naufragados en la altura
hasta hacerlos transparentes.
En qué momento de nuestra ceguera
se desploman.
[Pájaros]
El sobretodo azul que pusiste
sobre los hombros de la muchacha aquella
volvía empapada del interrogatorio
temblando
la mojaban la picaneaban
cada noche
la dejaban junto a tu colchón
con un llanto parecido al de un cachorro
ese gesto a pesar del miedo
a pesar del miedo te sacaste el sobretodo azul
para abrigarla
no poder dejar de darle ese casi todo
en medio del sobretodo espanto
la dignidad puede resistir
azul
en apenas dos metros de tela
y en esos centímetros que tu mano
sorteó en la oscuridad hasta sus hombros
sobre todo
[El sobretodo azul ]
Creció y fue de aquéllos
Luis Pimentel
De niño,
atrapaba mariposas
para arrancar el polvo
de sus alas, palpaba con fruición
su suavidad celeste,
sedosa hasta la náusea,
hacía el signo
de la cruz sobre su frente
mientras las mariposas
trastabillaban, como derviches
giraban en fila
[enloquecidas sobre la tapia.
Ya no corre
detrás de las mariposas
del patio, pero dejará
-como en aquel juego-
madres de luto blanquísimo
girando en fila por la plaza.
[Infancia del torturador]
Guárdalo en la vigilia de tu pecho igual que a un centinela.
Olga Orozco
Un diente de leche de cada hijo
dos plumas de gorrión
resucitado
después de la helada
tres mudas de chicharra
el delantal a cuadros de la abuela
La palabra inocente de Alejandra
la cruz del sur
pero sobre todo
aquel corazón primero
potrillo desollado
trotando sobre cenizas
todavía tibias
todavía crédulo
de llanuras intactas
para ser invencible.
[Talismán]
poeta de Córdoba, Argentina
A causa de la dictadura militar argentina, a finales de la década de los setenta se exilia con su familia en España.
Ha publicado “Cartografía de lo blando” (2005), “Materia Oscura” (2010, Baile del Sol), “Noche sin Clausura” (2012, Ediciones Amargord), “Antes de desaparecer” (2014, Ediciones Tigres de papel), “Una lengua impropia” (2014, Ediciones del 4 de Agosto) y las plaquettes “Celebración del brote” (2009, Zahorí-Poesía en minúsculas) y Las varas del zahorí: poemas de la sed” (2013, Fundación Inquietudes). Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías: Antología de Poesía (ECA -Escritores Cordobeses Asociados, 2002), Aldaba (2004) Antología de poetas hispanoamericanos, Cuadernos Caudales de Poesía (Edición Caudal, España, 2007), Los centros de la calle (Editorial Germanías, 2008), Por donde pasa la poesía (Baile del Sol, 2011) y ·En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis” (2014, Bartleby Editores)
Asimismo, ha colaborado con algunas publicaciones como La hamaca de Lona, Youkali, Viento Sur, Ginebra Magnolia, Eclipse, Nayagua, The children’s book of american bird, Confines (Argentina), Grumo (Brasil-Alemania) y Galerna (USA).