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Kary Cerda

Al otro lado

En México, el otro lado,

significa, Estados Unidos.

I

Me contaron que te fuiste al otro lado

antes de que yo naciera

dijiste que lo hacías

para que no me faltara nada

Pero la verdad

de padre tuve tan poco

que con el tiempo te volviste desierto

uno inmenso

como ese que dicen

que por poco y te mata

II

Cuentan que tu equipaje fue una anforita

una botella para enfrentar la sed y el hambre

He oído mil veces esa historia

pero me la he repetido muchas más

para compartir contigo

el espanto de la sequía y la soledad

Nunca supe si te quedaste atrapado

te acomodaste en la lejanía

o si después de tanto infierno

ya no sabías cómo volver

III

Hoy también como tú

me voy al otro lado

Pero me voy con todo y chamaco

el que traigo adentro

para que no le falte nada

ni crezca como huérfano

y otros tengan que cargar con su tristeza

Deseo cuidarlo de cerquita

para ver sus ojos cuando me diga mamá

Bajo tu sol

Desde las flores de los neandertales

hasta la humilde cruz de madera

entre los pueblos

sepultar a los difuntos

ha sido regla

que nos separa de las bestias

como se entierra la basura

para no esparcir su pútrido aliento

ni mostrar su maltrecho estado

así yacen en México

anónimos y revueltos

hombres y mujeres

niñas y muchachos enterrados

como basura entre tus pliegues

por eso ahora en lugar de tesoros

buscamos muertos bajo tu sol

y las piedras estupefactas

acompañan a los abandonados sin nombre

sin rito ni lamentos

Los nombres de la tierra

La Tierra tiene nombres que yo amo

Ojos de Mirada Perpetua

Algarabía de Valiente

celebrando el Corazón de los Volcanes

Los nombres de la Tierra

son estados del sol de los adentros

Algunos sólidos e impronunciables

como la travesía de la Monarca

o el tronco centenario de la Ceiba

otros frágiles y delicados como

el amanecer de la luz sobre el Caribe

También tiene nombres horrendos

terribles como el odio de Dios

-diría Vallejo-

que repelen la vida

y obscurecen el centro luminoso de las almas

Hambre desmembrada

recrudecida en el sinsabor extremo de la vigilia

Son nombres que dañan lo más dulce

el agua clara

las mañanas

Nombres oscuros de bárbaros imperios

llenos de obsesiva cobardía

ajenos

sembrando sus huellas de chapopote

sobre el verde silencio de las hortalizas

   sobre la gaviota inerte

  sobre el trigo indefenso

Puños de sangre verde

I

Enamorados atraviesan los ríos tus parajes

anegan tus linderos con sus cauces

para con su poderío ser dignos

de una prole magnífica y robusta

abrazada a sus riberas

te fecundan

te cubres de estruendo verdialegre

y te brotan hijos de raíces fuertes

que desconocen el llanto

tantos nacen

que amalgamados se lanzan hacia lo alto

para poblar también de verde el firmamento

II

Cuando llegó el día del agravio y la desmesura

con tus hijos decapitados

se construyeron fincas y extensos sembradíos

donde ahora se multiplican tractores y ganado

como a una madre sometida e indefensa

te menospreciaron

mas no cedió tu vigor ni tu anhelo

sólo tu milenario cuerpo

se fue enjutando

III

En la escasez

con la piel reseca y la sed manifiesta

tus hijos se aprietan ante el paisaje desconcertado

para defender la selva madre con sus brazos

desafiantes y unidos

levantan sus puños de sangre verde

reclamando la tala inmisericorde de sus hermanos

IV

Quién te rescatará

selva querida

quien procurará a tus hijos

en la ausencia de respeto y celo

quién te auxiliará cuando agonizante

repiquetees aún con fuerza

el pródigo frescor de tus parajes

quién

selva

si ni a ti ni a mí nos queda tiempo

si tu rostro se desdibuja

ante el impune secuestro de lo amado

Sembrar la palabra en tierra

Andar la palabra sobre pechos

y gargantas multicolores

ser la planta de sus pies

y báculo donde apoye su caminar

servirle de pedestal

y acompañarla por regiones

donde se pueda compartir su piel de letras

se prodigue su luz y se esparza su semilla

sobre corazones lejanos y miradas nuevas

sembrar la palabra

en tierra

sin recato ni discriminación

oficiar su ministerio entre las sombras

donde ninguna flor es bienvenida

o sobre suelo sagrado

diseminarla

por amor al vuelo

y crecernos en el encuentro

con urgencia de resumir en vocablos

todo lo que ciñe y contiene

la verdad que nos anima

poblar la palabra con acentos diversos

de peregrinos con aptitud de cantores

y humilde condición de voceros del silencio

para renombrar nuestra América

con insobornable sed

de propiciar siembra y cosecha

Negro sedimento

No hay frío en mi corazón

querida Praga

es sólo tu sangre oscura

negro sedimento

tiñendo el alma

de mi ciudad interna

Subyugada

Con ondular definido

una gigantesca serpiente

subterránea e invisible

contorsiona sus anillos de odalisca

durante dos minutos

la danza libera la potencia atómica

de mil bombas detonadas al unísono

subyugada

la urbe se desploma

dislocado el cimiento y los andamios

más de diez mil emprenden el vuelo

bajo el peso manifiesto del escombro

sólo hay clamor en la ciudad -ya sin palacios-

una y otra vez

la tierra se colapsa

todo tiembla

menos la cuerda que sostiene a la megalópolis

en un sustrato indefenso

se desmorona la confianza

y sin embargo

la hermandad se ancla

la impotencia trenza los hilos

de una lucha indiscriminada a favor de la vida

no hay mexicano solo en la desgracia

parientes y extraños se apropian de los fallecidos

se abraza a los sobrevivientes

en la circunstancia desmantelada

y en el despeñadero de la soledad destemplada

se les ama sin conocerlos ni cuestionar su cercanía

el horror se propaga como tiñó la sangre

los canales de la gran Tenochtitlán

a manos del conquistador desbocado

como en 1968 el espanto se reinstala en la Plaza de las Tres Culturas

pero esta vez

todos son familia en Tlatelolco

nadie es negado ni sepultado con indiferencia

Placido Domingo se hermana al quehacer

donde ninguna voz se destaca

solo se escuchan derrumbes

picos llantos y plegarias

el olor de la carne corrupta

atenaza la ciudad descuartizada

que deambula estupefacta

sacudida por llantos de bebé

la alarma intensifica anhelos y búsquedas

entre las ruinas del hospital Juárez

bajo el asfixiante acontecer de la polvareda

dieciséis neonatos sobreviven

extraído del vientre de su madre fallecida

por la navaja de su abuela

un varoncito respira liberado

en Francia las llamadas a México son gratuitas

y las cartas llegan sin timbres ni demora

son prioridad incuestionable

como pájaros agoreros

crípticas voces llaman a teléfonos desconocidos

para balbucear pedazos de lenguaje

captados a través de una radio de onda corta

la impotencia asciende efervescente los umbrales del pavor

cuando viene la réplica

como frutos pródigos de un árbol generoso

edificios colmados de familias se desgajan

el silencio boga distancias inconmensurables

acuden voluntarios de otros países

rescatistas  perros

muchos mandan agua comida ropa

algo

para manifestar su solidaridad en la distancia

en medio del desorden

y ante el desconcierto mayor de la tragedia

sostenida como la partitura de un loco

que repite a voz en cuello una y otra vez un compás estridente

la muerte reaparece

se repite a sí misma

en el tumulto de la metrópoli desencajada

subterránea e invisible

con ondular definido

una gigantesca serpiente

contorsiona sus anillos de odalisca

Poeta y fotógrafa mexicana.