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Poemas

Gastón Sequeira




relojes


relojes escapados                  a hurtadillas

un sigilo recorre los pies


hay flores en las bocas

decisiones ciclotímicas              dudando atravesar el umbral


el tiempo acarrea ilusiones        sobre los días dulces

se despereza la ansiedad            mientras el sí y el no

juegan a querer ser


una marea de mensajes              estalla en el deseo

la noche come                niños musicando la sangre

estrechos pasillos donde se camina de un lado a otro


la luz traspasa el agua que queremos beber

la sed irrefrenable


estos párpados hacia la esencia

del escribiente               aguardando

que eclosione lo indeciso    




silencios



soy el mismísimo silencio

atravesando la medianera vidriosa

musgo y pequeñas flores

acarician                  flotan indecisas


serpentéo                 no quiero raspones eternos

desconsuelo             desilusiones

atroces gritos que logren vencerme


lluvia tibia                 granos de paredón mil veces pintado

empastan el sitio donde el pie

quiere huir la noche

evanescencia tenue en los temblores

en el acoso de la piel

espacios desocupados rondan

manos azucaradas

hay espera

en cada uno de los silencios

que alberga la madrugada






n


no me ciegues     no me quites los colores     las espadas

encarnadas en el centro


hay moribundos escondiéndose de la propia muerte

domingos crucificados en la sien

en los espacios que te albergan               es decir

en cada partícula que vaga el hogar


oscuro será mi atuendo       la sonrisa lánguidez

en los abajos de la nada


es este callejón airoso entre las espinas

quien alimenta el alivio         la paz

incansablemente llamada a ruegos        a golpes

del perfume de tu ser

poros instalados en mi todo


no he de reprimir     uno a uno    el batir de ésta sangre


tu ausencia y la mutilación de mi cuerpo

no harán crujir el esternón

protector de tanto sentido


en el lecho final descansará un traje

no mi corazón






Entre ellas


escribo en tu sangre

sobre el sexo de la plegaria

en las piernas de una palabra



compongo

encima del vientre de esta soledad

desde la punta de los dedos de aquella vida


el poema cae en tus manos


saltás ante el escalofrío

mientras yo me lo creo


lo dejás caer

                 al piso mocioso del despertar


agua vertida


el lenguaje se expande

se extiende sobre el plexo de la verdad


vos lo custodias con la benevolencia de la paz

con el matiz de tu sonrisa

                                       que grita pletórica de lirismo


Yo me oculto en los brazos del invierno

entintando papeles

                            que mañana te abrigaran


las palabras corroen los espacios vacíos

la lasitud de los corazones

el cordón de la vereda


magnifíco la necedad

la borrachera del tiempo


me preguntás poesía

me gritás poesía


caminás cada letra

besás el pigmento de mi tinta


los versos están catalépticos

en la represa de tu saliva


me quema tu respiración

acariciándome la barba de hoy y la de ayer


zambullo mi lengua en el texto

en la orilla de tus pliegues


desde donde chorrea cada carácter

cada sílaba


y entonces

hasta tu sudor inspira

                          mi temple de escriba




De “La lengua del poeta” (Ed. Alma de Diamante,2013)








Mari


Mari la melancólica      comía sobras

de donde el sol escupía gritos y la lluvia

secaba algunas tardes


emulando palabras con timbre metálico

como si la boca le hubiese nacido

solo para frases importantes


Mari orinaba los portales de cuatro esquinas

bendiciendo el territorio que la albergaba

célebre y errante o certera

en las acciones que la vida exige


criaba perros a los que hubiese querido amamantar

de pura madre sin hijos de puro hembra nomas


cara de silencio    sonrisa compradora

le quedó chico el mundo

ante las miradas estériles     casi neutras de los sonámbulos

que la apedrearon con ignorancia


ansias

le sobraban de ser feliz

medios

le faltaban para quemar etapas

como brasitas que calientan el cuerpo áspero

de sembrar bondad


la calmaron almas buenas    debés en cuando

y en cuanto pudieron rajaron


se durmió imitando estrellas

palpitando a corazón partido

con el brillo de quien aguarda el porvenir



GASTÓN SEQUEIRA Nació en 1975 en la localidad de Coronel Pringles, provincia de Buenos Aires,Argentina. Reside en Mar del Plata desde su infancia. Es escritor y gestor cultural. Realizó activamente diversos talleres de lectura y creación literaria. Integró distintos grupos y redacciones asociadas a la literatura. Participó de ferias del libro nacionales y provinciales, así como de encuentros de escritores. Sus textos circulan en formato electrónico por diversos sitios y blogs online. Su poemario 'La lengua del poeta' fue editado por Alma de Diamante (Mar del Plata). La citada editorial lo premió en su certamen internacional. Algunos de sus poemas han sido incluidos en una plaquette por editorial La Garza Mora (Buenos Aires).