Kary Cerda
01-05-20
Kary Cerda
Al otro lado
En México, el otro lado,
significa, Estados Unidos.
I
Me contaron que te fuiste al otro lado
antes de que yo naciera
dijiste que lo hacías
para que no me faltara nada
Pero la verdad
de padre tuve tan poco
que con el tiempo te volviste desierto
uno inmenso
como ese que dicen
que por poco y te mata
II
Cuentan que tu equipaje fue una anforita
una botella para enfrentar la sed y el hambre
He oído mil veces esa historia
pero me la he repetido muchas más
para compartir contigo
el espanto de la sequía y la soledad
Nunca supe si te quedaste atrapado
te acomodaste en la lejanía
o si después de tanto infierno
ya no sabías cómo volver
III
Hoy también como tú
me voy al otro lado
Pero me voy con todo y chamaco
el que traigo adentro
para que no le falte nada
ni crezca como huérfano
y otros tengan que cargar con su tristeza
Deseo cuidarlo de cerquita
para ver sus ojos cuando me diga mamá
Bajo tu sol
Desde las flores de los neandertales
hasta la humilde cruz de madera
entre los pueblos
sepultar a los difuntos
ha sido regla
que nos separa de las bestias
como se entierra la basura
para no esparcir su pútrido aliento
ni mostrar su maltrecho estado
así yacen en México
anónimos y revueltos
hombres y mujeres
niñas y muchachos enterrados
como basura entre tus pliegues
por eso ahora en lugar de tesoros
buscamos muertos bajo tu sol
y las piedras estupefactas
acompañan a los abandonados sin nombre
sin rito ni lamentos
Los nombres de la tierra
La Tierra tiene nombres que yo amo
Ojos de Mirada Perpetua
Algarabía de Valiente
celebrando el Corazón de los Volcanes
Los nombres de la Tierra
son estados del sol de los adentros
Algunos sólidos e impronunciables
como la travesía de la Monarca
o el tronco centenario de la Ceiba
otros frágiles y delicados como
el amanecer de la luz sobre el Caribe
También tiene nombres horrendos
terribles como el odio de Dios
-diría Vallejo-
que repelen la vida
y obscurecen el centro luminoso de las almas
Hambre desmembrada
recrudecida en el sinsabor extremo de la vigilia
Son nombres que dañan lo más dulce
el agua clara
las mañanas
Nombres oscuros de bárbaros imperios
llenos de obsesiva cobardía
ajenos
sembrando sus huellas de chapopote
sobre el verde silencio de las hortalizas
sobre la gaviota inerte
sobre el trigo indefenso
Puños de sangre verde
I
Enamorados atraviesan los ríos tus parajes
anegan tus linderos con sus cauces
para con su poderío ser dignos
de una prole magnífica y robusta
abrazada a sus riberas
te fecundan
te cubres de estruendo verdialegre
y te brotan hijos de raíces fuertes
que desconocen el llanto
tantos nacen
que amalgamados se lanzan hacia lo alto
para poblar también de verde el firmamento
II
Cuando llegó el día del agravio y la desmesura
con tus hijos decapitados
se construyeron fincas y extensos sembradíos
donde ahora se multiplican tractores y ganado
como a una madre sometida e indefensa
te menospreciaron
mas no cedió tu vigor ni tu anhelo
sólo tu milenario cuerpo
se fue enjutando
III
En la escasez
con la piel reseca y la sed manifiesta
tus hijos se aprietan ante el paisaje desconcertado
para defender la selva madre con sus brazos
desafiantes y unidos
levantan sus puños de sangre verde
reclamando la tala inmisericorde de sus hermanos
IV
Quién te rescatará
selva querida
quien procurará a tus hijos
en la ausencia de respeto y celo
quién te auxiliará cuando agonizante
repiquetees aún con fuerza
el pródigo frescor de tus parajes
quién
selva
si ni a ti ni a mí nos queda tiempo
si tu rostro se desdibuja
ante el impune secuestro de lo amado
Sembrar la palabra en tierra
Andar la palabra sobre pechos
y gargantas multicolores
ser la planta de sus pies
y báculo donde apoye su caminar
servirle de pedestal
y acompañarla por regiones
donde se pueda compartir su piel de letras
se prodigue su luz y se esparza su semilla
sobre corazones lejanos y miradas nuevas
sembrar la palabra
en tierra
sin recato ni discriminación
oficiar su ministerio entre las sombras
donde ninguna flor es bienvenida
o sobre suelo sagrado
diseminarla
por amor al vuelo
y crecernos en el encuentro
con urgencia de resumir en vocablos
todo lo que ciñe y contiene
la verdad que nos anima
poblar la palabra con acentos diversos
de peregrinos con aptitud de cantores
y humilde condición de voceros del silencio
para renombrar nuestra América
con insobornable sed
de propiciar siembra y cosecha
Negro sedimento
No hay frío en mi corazón
querida Praga
es sólo tu sangre oscura
negro sedimento
tiñendo el alma
de mi ciudad interna
Subyugada
Con ondular definido
una gigantesca serpiente
subterránea e invisible
contorsiona sus anillos de odalisca
durante dos minutos
la danza libera la potencia atómica
de mil bombas detonadas al unísono
subyugada
la urbe se desploma
dislocado el cimiento y los andamios
más de diez mil emprenden el vuelo
bajo el peso manifiesto del escombro
sólo hay clamor en la ciudad -ya sin palacios-
una y otra vez
la tierra se colapsa
todo tiembla
menos la cuerda que sostiene a la megalópolis
en un sustrato indefenso
se desmorona la confianza
y sin embargo
la hermandad se ancla
la impotencia trenza los hilos
de una lucha indiscriminada a favor de la vida
no hay mexicano solo en la desgracia
parientes y extraños se apropian de los fallecidos
se abraza a los sobrevivientes
en la circunstancia desmantelada
y en el despeñadero de la soledad destemplada
se les ama sin conocerlos ni cuestionar su cercanía
el horror se propaga como tiñó la sangre
los canales de la gran Tenochtitlán
a manos del conquistador desbocado
como en 1968 el espanto se reinstala en la Plaza de las Tres Culturas
pero esta vez
todos son familia en Tlatelolco
nadie es negado ni sepultado con indiferencia
Placido Domingo se hermana al quehacer
donde ninguna voz se destaca
solo se escuchan derrumbes
picos llantos y plegarias
el olor de la carne corrupta
atenaza la ciudad descuartizada
que deambula estupefacta
sacudida por llantos de bebé
la alarma intensifica anhelos y búsquedas
entre las ruinas del hospital Juárez
bajo el asfixiante acontecer de la polvareda
dieciséis neonatos sobreviven
extraído del vientre de su madre fallecida
por la navaja de su abuela
un varoncito respira liberado
en Francia las llamadas a México son gratuitas
y las cartas llegan sin timbres ni demora
son prioridad incuestionable
como pájaros agoreros
crípticas voces llaman a teléfonos desconocidos
para balbucear pedazos de lenguaje
captados a través de una radio de onda corta
la impotencia asciende efervescente los umbrales del pavor
cuando viene la réplica
como frutos pródigos de un árbol generoso
edificios colmados de familias se desgajan
el silencio boga distancias inconmensurables
acuden voluntarios de otros países
rescatistas perros
muchos mandan agua comida ropa
algo
para manifestar su solidaridad en la distancia
en medio del desorden
y ante el desconcierto mayor de la tragedia
sostenida como la partitura de un loco
que repite a voz en cuello una y otra vez un compás estridente
la muerte reaparece
se repite a sí misma
en el tumulto de la metrópoli desencajada
subterránea e invisible
con ondular definido
una gigantesca serpiente
contorsiona sus anillos de odalisca
Poeta y fotógrafa mexicana.